Por Javier G. Delgado.- Siempre que te resguardes bajo excusas de afirmar que como estamos en la 3D, hay que actuar conforme aquellas cosas que siempre hemos conocido de esta dimensión, estás otra vez posicionando tu resistencia al cambio. Una cosa es la 3D que ves fuera de ti, otra muy diferente es dónde te encuentres tú. Y te vamos a decir que donde te encuentras de seguir rubricando la 3D, va a seguir siendo la 3D que nunca te gustó. Precisamente esas partes de este mundo que no te gustaron ya que te sigues enfocando en el mismo tipo de vida. Vamos a profundizar algo más esto: ¿por qué decimos en este caso concreto la 3D que nunca te gustó? porque vas a seguir teniendo más de esas cosas que nunca te gustaron por resistirte a salir de tu inconscientemente amada 3D.
Ya sabemos que olvidaste otra forma de vivir, y lo tenemos que decir tal cual es: otra forma de vivir. Y es otra, porque ya no te contagiarías con aquellas partes que no te gustan y que sigues eligiendo (en la medida que sea), de manera automática, por simple hábito, sin darte cuenta, sin saberlo por estar distraído, o, por no querer mirar, sin ser consciente en definitiva. Muchos se siguen preguntando por qué no son conscientes y se dejan arrastrar, y es que aún no han encajado que hay una parte enferma y desde ella miran para prácticamente sólo ver tropezones. Todo lo suelen cribar desde ahí, y es justo desde ahí donde comienza todo el lío, toda situación que no te gusta, todas esas cosas que muchas veces te han hecho decir YA NO MÁS y, sin embargo vuelven a repetirse los YA NO MÁS por ausencia de control hacia nuevas decisiones. Y si además lo potencias diciéndote que siempre lo hiciste así, irás más hacia la misma deriva que intentamos explicarte para que tengas más opciones de poder aclarar lo que siempre te dio problemas y que en definitiva no quieres contigo.
Otra forma de decirlo: imagina una escalera que la has visto entera y la quieres subir. Lo que haces cuando subes el primer escalón es volverte y bajar de ese primer escalón. Tu intención es subirla, pero hay cosas que te hacen volver y bajar una y otra vez. El problema no es la escalera ni tu intención de subirla. El único problema, es el que siempre te resistas a no querer ver de dónde nace el impulso de retroceder. Otros, ven de dónde nace ese impulso y se ponen a luchar contra esas causas. Obviamente retroceden también porque les falta volver a nutrirse del conocimiento de que toda lucha es inútil, que no pueden cambiar ninguna situación desde la lucha, desde ponerse en contra de bajar la escalera. Tú puedes saber por qué retrocedes si fluyes con el retroceso, si nace dicha aceptación de tu zona emocional. Y no decimos que retroceder sea “malo”. Si retrocedes es para que veas algo.
Las dos personas que firman estos escritos, por poner un ejemplo, retrocedieron la escalera por muchos años. Subían y bajaban continuamente y no parecían cansarse por explicarlo así. Pero obviamente todo eso cansa muchísimo a largo plazo y quisieron cambiar la forma de ver las cosas, la forma de subir. Si estás leyendo esto es porque también estás cansado/a y puede que decidas verte dando media vuelta, girando hacia el peldaño anterior, quieres observar para saber qué te hace descender una pierna y luego la otra y verte en el peldaño de más abajo. Si lo haces con esta minuciosidad comprendida, te vas a reír contigo mismo/a sin ponerte en contra tuya. Vas a permitirte conocer las causas que provocan el problema porque ya sabes que conociendo toda causa, puedes erradicar todo problema. Vas a aprender a abrazarte cada vez que desciendas. Te vas a reír porque vas a descubrir las causas que provocan esta media vuelta. Lo repetimos mucho como ves (como otras partes de este libro con sus propósitos), porque sabemos que necesitas grabártelo y grabártelo y grabártelo, empezar a crear el efecto contrario a lo que siempre hiciste.
Por otra parte, nada de lo que decimos aquí quiere que dejes de hacer cosas que correspondan a lo que todavía existe, sino, precisando más en ecuanimidad, puedes aprender a ver y a hacer aquello que más se adapte al equilibrio que existe entre tu nivel de evolución y lo que ves todos los días en la 3D o, fuera de ti. EQUILIBRIO ENTRE TU EVOLUCIÓN Y EL TEATRO. Si sigues diciendo que como estamos en el teatro, sigamos haciendo teatro, nunca vas a salir del teatro inconsciente. Otros creen que no son valientes para dar este paso. Afirmo algo que no he dicho antes y esto lo afirmo con plena y mayor rotundidad: VALIENTE YA LO ERES, TU ÚNICO PROBLEMA ES NO SABERLO. Tu problema es desconfiar de tu valentía. No te mostraron tu valentía. Nadie te la enseñó y por eso crees que te van a cortar las alas durante el vuelo. Tu problema es llamar a más miedos por si acaso (valga aquí la gráfica ironía), y lo haces sin decidir darte cuenta que esto mismo de llamar a más miedos te apresa al mismo tiempo que posiblemente estés creando más miedos si le añades obstáculos a este texto. Sería a modo de círculo vicioso.
¿Puedes ver cómo estas inmerso/a en dicho círculo vicioso del que no sales por decidir continuamente no salir? ¿Hasta cuándo vas a seguir haciéndote daño? Así, seguirás sin comprender por qué hacen esto o aquello los que ya vuelan. Si no has probado el vuelo, ¿cómo podrías comprender la experiencia fuera de la experiencia? Sólo tirándote fuera del nido al vuelo, tirándote y tirándote y siendo más pertinaz en el tirarte, es como vas a aprender a volar. Y cuando de verdad ya sepas volar solo/a, ya para nada querrás volver al nido. Eso sí, verás otros nidos y sabrás en qué lugares esos seres aún “mueren” en vida. Y tú…, rodeándolos en pleno vuelo, enseñarás tus alas desplegadas en el espacio de sus miedos. Te estamos describiendo un círculo mágico mientras vuelas contagiando a otros en sus nidos de tu inexplicable experiencia.
Así dejarás de hacer planes por si acaso, de resguardarte tras una pared falsa que es la misma 3D que sigues alimentando dentro de ti, por decisión tuya. Así encajarás (si ya de verdad quieres) mejor los miedos y sus causas, tus retenciones. Pero hay que sentir el valor para el lanzamiento. Solo necesitas ese ya no quiero más de lo mismo.
SÓLO TE NECESITAS A TI
Javier G. Delgado