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Saltar al vació puede hacerte sentir pleno

Por María Elisa Vera.- “Saltar al vacío” es una expresión utilizada generalmente con una connotación negativa. Saltar sin tener certezas a las qué aferrarnos es inaceptable para el común de nosotros. La palabra “vacío” representa nuestro mayor temor, algo parecido al pánico que nos da la nada. No me pondré filosófica aquí, solo diré que el vacío y la nada son experiencias que pueden llegar a ser de lo más positivas. Estamos tan abarrotados de ruido, de información; nos gusta tanto aferrarnos a las distracciones, a los automatismos y a las “zonas cómodas” que vaciarnos no sería tan perjudicial.

Otro factor por el que un salto al vacío es una aberración para muchos, es porque no pueden concebir vivir algo sin tomar todas las previsiones, necesitan estar sostenidos por sí mismos y ejercer un aparente control que los mantendrá a salvo. Desde niños, nos preparan para controlar lo externo con la buena intención de protegernos. El problema radica en que crecemos pensando que podemos controlar la vida. Y así comienza un camino tortuoso en el que, si no podemos controlar a algo o a alguien, nos frustramos, nos encolerizamos y/o nos paralizamos de miedo.  Poco nos dicen sobre confiar y tener certeza de que, pase lo que pase, todo estará bien.

El vacío está infravalorado

¿Por qué no soportamos el vacío? Tampoco podemos soportar otras experiencias en el mismo orden de ideas, por ejemplo, el silencio. Déjame decirte algo, no hay forma de hacer un viaje a tu interior sin experimentar silencio ni vacío. La paz radica en ello. Por eso pocos hemos logrado vivir en paz, porque estamos llenos de juicios, críticas, creencias limitantes y toda una sinfonía de ruidos discordantes que no cesan. Vaciarse, en todo el sentido de la palabra, es necesario para dejar entrar lo nuevo. No podrás atraer experiencias mejores con una mente saturada. Hay formas de vaciar, para luego llenar, pero ya eso es material de otro artículo.

Para mí, saltar al vacío ha sido una aventura. No quiero decir con esto que ha sido fácil o placentero siempre, todo lo contrario. Pero me maravilla mirar atrás y ver lo valiente que fui. Lo mucho que evolucioné. Gracias a esos pequeños y grandes saltos, bien valió la pena el riesgo. Porque siempre me gusta pensar que todo será para mi bienestar.

¿Qué es realmente saltar al vacío?

Saltar al vacío es tomar una decisión teniendo certeza de que es la mejor para ti y que en adelante solo puede haber aprendizaje. Y el aprendizaje no puede más que hacernos avanzar en nuestro camino espiritual. ¿Quién no quiere aprender? Por lo menos, nos gusta pensar que el aprendizaje es positivo para nuestras vidas, aunque hay personas que inconscientemente se rehúsan a aprender. Pero hasta esas personas, sin notarlo, aprenden constantemente. Es inevitable, si no aprendiéramos, no podríamos vivir funcionalmente en este mundo. Entonces, ¿por qué no propiciar formas amorosas de aprender?

Saltar al vacío es procurar nuestro bienestar, siempre y cuando no dañemos a otros. Es salir de situaciones perjudiciales que ya nos mostraron lecciones, pero que inútilmente mantenemos para hacernos daño. Es no tener idea de lo que viene, ni querer saberlo. Es estar en movimiento, es fluir con la vida y escuchar nuestro corazón. Muy en el fondo sabemos cuándo saltar, pero lo retrasamos por miedo. Yo te recomiendo que cuando sientas la necesidad de saltar, lo hagas, no lo dilates mucho, porque puede ocurrir que la vida encuentre formas muy poco amables de llevarte a hacerlo. Tarde o temprano tendrás que saltar, con o sin tu ayuda.

¿Cuándo estoy saltando al vacío?

Te daré algunos ejemplos muy comunes, pero realmente esclarecedores:

  • Terminar una relación de pareja que solo nos produce dolor

Sin duda, este es un salto al vacío que nos aterroriza, especialmente si llevamos muchos años con esa persona. Vivir la soledad como proceso de crecimiento no es algo que a muchos les guste. Sin embargo, es un acto de amor para con nosotros mismos. Hay relaciones que nos enseñan algo en un momento determinado, pero llega el momento de terminarla. Tienen tiempo de expiración, alargarlas es crear karma y sufrimiento. Claro, existe la concepción muy arraigada de que las relaciones exitosas son las más largas o que lo justo es estar juntos hasta que la muerte los separe. La verdad es que eso no está escrito en piedra, y si lo estuviera, pues no pasa nada, tocará dejar ir a la piedra.

Terminar una relación siempre requiere coraje, aunque no se vale hacer lo que muchos hacen. Terminar la relación solo cuando están “seguros” de que les espera otra persona. Esto es un atajo que solo empeorará la situación, en la mayoría de los casos. Siempre es recomendable vivir el duelo, tomarse un tiempo para asimilar e integrar los aprendizajes de la relación anterior. Además, la idea del salto al vacío es no saber qué nos espera, dejar que la vida nos sorprenda. Intentar controlar lo que vendrá es solo querer tomar el camino “fácil”.

  • Cambiar de oficio o profesión porque no es nuestra pasión

Esas personas que un día deciden dejar atrás su trabajo, porque ya no se sienten conectados a él y se aventuran a descubrir su verdadera vocación, son admirables. Es un salto al vacío con todas las letras. Claro, no quiero decir con esto que hay que dejar el trabajo sin más, y menos si tienes familia. Tampoco es recomendable esperar que todas las condiciones estén dadas, porque eso puede no llegar. Sabes a lo que me refiero, tomar la decisión de cambiar de rumbo, dedicarte a lo que de verdad sería tu misión de vida. Comenzar este camino requiere de mucha confianza y responsabilidad, pero sin duda trae enormes gratificaciones. Sin embargo, es algo que también aterra a la mayoría. Dejar lo conocido, lo que ya dominas, por algo completamente nuevo, no es algo que te haría saltar de alegría en un principio. Pero, ¿sabes qué? Nada puede ir mal si haces lo que amas y amas lo que haces.

Ya para cerrar, te invito a que te atrevas a dar saltos al vacío, siempre en equilibrio. Estarás comenzando un camino que te llevará al siguiente nivel de consciencia y si sientes mucho miedo siempre es bueno hacerte esta pregunta: ¿Qué es lo peor que puede pasarme?

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