A la orilla de un litoral situado en la isla sur de Nueva Zelanda, es común que, algunos cetáceos, queden varados. Hace unos días se registró uno de los picos más altos hasta el momento: 49 ballenas encallaron simultáneamente en la costa neozelandesa.
Al conocerse la noticia, fueron 200 personas las que, voluntariamente, participaron en el rescate.
Con mucho esfuerzo (dado el pesado cuerpo de estos animales), lograron devolverlas al mar. No obstante, y ya de noche, estos mamíferos se vararon de nuevo. Lamentablemente, no todos pudieron sobrevivir y un total de 21 ballenas murieron. Aún así, es de alabar la labor de los voluntarios y servicios de rescate, que consiguieron salvar la vida de 28 cetáceos.
Las autoridades de la zona se mantienen muy al pendiente y en alerta, para vigilar la situación.
Se conoce a esta especie como una con encallamientos masivos, quizá debido a la huida de depredadores o los cambios meteorológicos. En cualquier caso, es un hecho que sigue en investigación científica.