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¿Sentirte y/o estar sol@? ¡Dificil!

Por Beatriz Álvarez.- “La Oficina del Censo de EU informa que la población mundial proyectada para el 1 de enero de 2018 es de 7 mil 444 millones 443 mil 881 personas”

Es muy curioso escuchar como hay muchas personas que te dicen que se sienten solas y/o que están solas. Sin duda, es un estado de la mente, una creencia tóxica, porque además de las evidencias compartidas líneas más arriba, cualquier “ser sintiente” (persona con el mínimo de apertura a su sensibilidad) es consciente de que es imposible y repito, imposible estar sol@.

Comenzaba la entrada de este artículo con un dato recogido el 28 de diciembre del 2017, que hace referencia a la población mundial. Este dato es una prueba evidente de que es imposible estar completamente solo en cualquier lugar del planeta. Puede ocurrir que, si vas a escalar los Andes, quizás, en el camino no te encuentres a nadie, pero acabará apareciendo alguien en algún momento. Esto lo explico porque es posible que, en alguna ocasión, nos hayamos podido encontrar solos, pero nadie está solo de por vida. Así que si nos sentimos sol@ es porque decidimos escondernos para no coincidir con nadie. Decidimos consciente o inconscientemente aislarnos, y aun así, seguro que acabamos tropezándonos con alguien.

Pero lo relevante del texto no hace referencia al concepto de la soledad autoimpuesta o a la sensación de soledad, sino al hecho de que algunas personas que tenemos desarrolladas las capacidades sensoriales (de nacimiento o por interés de su desarrollo) somos capaces de percibir, el hecho, de que nunca estamos solos.

El universo, como ocurre en la tierra, está habitado por seres de muchos linajes y muy diversos niveles evolutivos, que comprenden desde lo más sutil a lo más denso (es lo que se entiende como la polaridad de la luz y de la oscuridad). Podemos decir entonces, que no somos los únicos seres interesados en habitar la Tierra, con la salvedad, de que nosotros tenemos estas fundas, de materia compacta, que llamamos cuerpos físicos.

La forma de percibir a otros seres (espíritus o entidades), es muy variada y personal. Hay personas que son capaces de verlos como formas o mediante luces y sombras o incluso a seres fallecidos tal como se presentan vestidos (clarividencia); otras que los escuchan y mantienen conversaciones verbales o a nivel mental (clariaudiencia); personas que lo hacen con ambas capacidades simultáneamente; y, en el último caso, (clarisintientes), están las personas capaces de percibir, dicha energía, mediante sensaciones:  frío o calor, presión en el tercer ojo, palpitaciones, temblores, sensación de bienestar o malestar, etc.

Además yo incluyo otra manera que es el formato “combo”, donde se puede percibir de cualquier de las formas explicadas, dependiendo del día y del momento.

Todas las personas encarnadas y vivas que están habitando la tierra están acompañadas, TODAS.  Lo que pasa que no todo el mundo  tiene las mismas compañías. Las personas con menos valores éticos y más conflictos tienen compañías de esa vibración que lo que hacen es alimentarse del sufrimiento del individuo (entidades acechantes). Las personas con unos niveles de ética razonables, tienen otro tipo de compañías más sanas o sutiles que prestan su ayuda, en muchas ocasiones en forma de iluminaciones o inspiraciones, (llamémoslos guías, colegas de evolución, maestros, ángeles, etc.), pero además también pueden llevar entidades nutriéndose de sus conflictos sin resolver.

De esta manera podemos entender que existen tantas compañías (extrasensoriales) como personas habitando la tierra. Unas se polarizan más a la luz o el conocimiento y otras hacia la oscuridad o la inconsciencia.

Pero si aún no les parece suficiente compañía, tenemos a los fallecidos. Estos son seres que han sido humanos y al fallecer se han quedado entre dos planos, es decir, sin cuerpo físico pero merodeando por la tierra como si estuviesen vivos. Con lo cual, podemos  ir a un hospital y notar la cantidad de espíritus que hay allí, porque es el último lugar donde recuerdan que estuvieron vivos. Otros se han quedado, patológicamente, acompañando a sus familiares; así que nos podemos encontrar a los antiguos inquilinos(fallecidos) apegados al lugar o a las personas que lo habitan actualmente (locales, casas, tiendas, etc.)

Así que ya no tenemos que preocuparnos por ir a los Andes y sentirnos sol@, porque es posible que además de acompañarnos nuestros  guías o ángeles o colegas, etc. (como los quieras llamar) también nos estén acompañando entidades acechantes para alimentarse de nuestro miedo o sufrimiento (el acecho es a través del mundo mental, fomentándonos ideas densas).Y, por si ya no fuese suficiente personal, podría darse el caso de coincidir con alguna antigua expedición o asentamientos de tribus que fallecieron allí, y que nos estén esperando para tomar contacto y darnos la bienvenida.

Disfruten de su soledad,  que es más difícil conseguirla de lo que imaginan.

Un afectuoso saludo

 

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