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Separarse o sepa ararse

Por José Antonio Cordero.- Excepto en la cercanía de algunos árboles como aguacates y chirimoyas, viene bien arar la tierra cada cierto tiempo. Plantas como zanahorias, patatas, batatas, remolacha, etc., necesitan del arado y hacerles ese montículo de tierra que permite al producto ahondar en la tierra, porque si encuentra tierra dura no crecería bien.  También conviene arar la tierra cuando lleva tiempo sin cultivarse.

Saber arar es de gran importancia, porque remueve la tierra, la oxigena y además entierra improductivas hierbas crecidas que luego sirven para nutrir la tierra. Al arar se pueden hacer surcos así _/\_ . Curiosamente este es el símbolo de la unión de las palmas de las manos, en India es el saludo tradicional y se dice “Namasté = saludo a Dios que veo en ti”. La unión de las palmas significa la unión de las diferencias, cada palma es diferente, tiene diferentes energías, cualidades y habilidades.  Este saludo, como otros similares, manifiestan el deseo de unidad entre personas. El hecho de que cada persona sea diferente no es un obstáculo para que pueda haber unidad.

Caminar por la vida en soledad se puede hacer muy bien y se puede realizar el propósito de la vida perfectamente.  La vida del ermitaño puede ser plena si realmente sabe ararse, en el sentido de profundizar en uno mismo, para enterrar las cosas que no sirven y así se favorece el florecimiento de las cualidades personales. Realizarse es hacer honor al propósito de nuestro nacimiento como ser humano, para cumplir con la realidad que somos: la semejanza de Dios. Llamar a etapas profesionales o modos de vida como una realización sería un despropósito, un menosprecio a las infinitas posibilidades humanas.

Unir las manos es como unir a dos personas diferentes, en esa unión existe una fuerza superior, porque todo conjunto es superior a la suma de las partes.

Acercarse a una persona con el propósito de extraer de ella algo, utilizarla, tomar, recibir, jugar, usarla para tapar nuestras carencias o valerse de sus encantos para disfrutar, son formas que deberían evitarse porque engañan tanto a la otra persona como al propio individuo.

Al unir dos manos, unimos dos fuerzas, aunque la derecha sea más para dar que para recibir. Dar es el propósito de la unión. Tener un único deseo de recibir iría ligado al fracaso, a la separación natural.

El encuentro de dos sentimientos profundos es como la unión de dos grandes océanos. Unir dos gotitas de agua no sirven ni para refrescar la lengua. La finalidad del encuentro es para dar aquello que no se puede comprar, porque dar con la intención de recibir es una falsedad que termina en llanto.

Dos personas que se cruzan en el camino y no han creado vínculos de responsabilidad, pueden separarse sin crear ningún tipo de problema, pero cuando se han creado esos vínculos, como son los hijos, la separación se convierte en un problema doloroso y traumático. Por eso las uniones deberían fundarse en un buen ‘arado’ personal, es decir, remover lo externo, y todo aquello que sea un jolgorio superficial transformarlo en sentimientos finos y puros. Saber arar tiene su arte, saber remover lo externo y llegar a lo interno tiene su arte. Cuando lo interno es desconocido, las emociones pasajeras creen ser sentimientos eternos, tal como en el espejismo se ve agua en el desierto. Es muy fácil confundirse, es muy fácil engañar como auto-engañarse, es muy fácil ver cómo se pasa de palabras bonitas y ‘encantadoras’ a palabras malsonantes.

Es muy difícil encontrar tierras que no sean cultivables, es muy difícil encontrar personas que no sean cultivables, todo se puede conseguir si se aprende a volcar lo superficial por lo profundo.

Hay separaciones que podrían ser recomendables cuando la convivencia es enfermiza. Dos personas por muy diferentes que sean pueden unirse si ambas han encontrado en sí mismas su sentimiento profundo. El fracaso de la unión sería disfrazarse con astucia para encontrar en la pareja aquello que debe encontrarse en uno mismo.

El separarse llega por no saber ararse, por no saber cultivarse uno mismo.

Las buenas intenciones tienen mucho valor, no importa cómo esté de empobrecido el terreno, cualquier cosa se puede conseguir cuando la apertura es completa y la voluntad de crecimiento es visible, incluso la naturaleza ayudará, la ‘lluvia’ del cielo vendrá, sin pedirla.

Las relaciones no deben enfocarse en pedir, es mejor dar y para eso hay que tener, pero aunque no se llegue a dar lo mejor de uno mismo, la buena intención de dar lo mejor sirve para mejorar cualquier relación, la sana intención de dar lo mejor de uno mismo tiene un gran valor.

Lo importante es seguir cultivándose, seguir creciendo y a partir de ahí cualquier cosa es posible. Todo se puede conseguir. El éxito en cualquier relación depende más de la pureza de los corazones que de los bienes materiales.

CITAS CON LOS GRANDES

«No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad». – Platón

«Enseñar a quien no quiere aprender es como sembrar un campo sin ararlo». – Richard Whately

“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. – Albert Einstein

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