Por Pablo Ariel Gondolo.- En un mundo tan falso, donde lo mas importante es aparentar, donde tener mas es la manera de transitar esta vida, negamos que somos seres sensibles, llenos de amor y de paz.
Solo cuando estamos en confianza tenemos la capacidad de abrirnos y mostrarnos tal cual somos, pero eso da mucho miedo, eso nos dejaría desnudos ante los demás, vulnerables, haría pedazos la careta o las caretas por que tenemos varias, la coraza, el escudo que nos protege del dolor, de la mirada del otro.
Cuanto nos importa la mirada del otro, mas que nuestros propios sentimientos. En un mundo donde nadie escucha al otro, solo oímos, donde no vemos al otro solo miramos, donde la atención no esta puesta en el corazón, si no en la apariencia. Cuando se logra cierta apertura viene el golpe, el rechazo, la indiferencia que nos va dejando mas vacíos, mas en falta.
Somos todos niños atrapados en cuerpos de adultos, por que la madurez nada tiene que ver con la edad física. Y de esta manera nos vamos quedando mas solos, por que sentirse solo no tiene nada que ver con estar o no acompañado, nos podemos sentir solos rodeados de mucha gente y acompañados estando solos.
Sin embargo hay seres especiales, son pocos pero existen, esas personas que te escuchan, que te ven, que te prestan atención, que no temen ser verdaderos, que están mas allá de las apariencias mas allá del código, por que en todos lados hay un código que seguir, un idioma que hablar y si no lo llevas a cabo quedas fuera.
Estas personas especiales son estrellas que brillan en la oscuridad, y para muchos son peligrosos por que despiertan corazones dormidos desde hace milenios, derriban paradigmas, pero para otros son un bálsamo en un mundo carente de amor y de paz.
Gracias a estas personas quizás podamos tender puentes y no ahogarnos en la mas profunda soledad.