Por José Antonio Hoyos Castañeda.- La vista molesta, trastorna, deforma, interrumpe, se interpone. Por eso cerramos los ojos cuando escuchamos un suave murmullo, cuando paladeamos un manjar o cuando hacemos el amor. Necesitamos dejar de ver para sentir las caricias del sonido, los aromas de nuestro deleite y la visita a otro cuerpo. Nos cubrimos de ceguera en los momentos ...
Leer completa