¿Cuántas veces hemos intentado cambiar y ese cambio se nos hace muy difícil?
Leemos muchas veces: debemos cambiar, si cambiamos todo mejora, no se puede seguir así…
Veamos ejemplos de algunas reflexiones.
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Me decido a cambiar, hago las cosas diferentes y luego de dos semanas mi vida sigue igual: sin salud, sin amor, sin dinero, sin trabajo, sin amigos. Uno sigue pasando trabajo con uno mismo, tratando de no quejarse, de no discutir, de aceptar y tantas otras cosas.
Así que pasando tanto trabajo es que decidimos “volver a la comodidad de ser como siempre hemos sido”. Por supuesto que esa no es una elección inteligente.
Por otro lado algunos persistimos en el cambio, queremos a toda costa cambiar y queremos que sea rápido.
Está más que probado que en la vida las cosas llevan su tiempo. Así es que nuestro cambio también lleva su tiempo. La sugerencia es no molestarnos con nosotros mismos, tolerarnos, tenernos paciencia, seguir intentando el cambio.
Veamos un ejemplo bien cotidiano. Queremos mejorar porque siempre se nos desorganiza el closet. Nos prometemos que no lo regamos más, lo vamos a mantener impecable. Pero pasa que la vida nos deja sin tiempo, siempre estamos apurados o cansados. En vez de molestarnos y ponernos de mal humor porque seguimos sin ser organizados, debemos seguir intentando mejorarnos.
Cuando somos capaces de reconocer que necesitamos tiempo para cambiar y mejorarnos, a la vez practicamos la paciencia con los otros.
Tengámonos paciencia y sigamos intentando evolucionar.
Seguimos aprendiendo a vivir.
Con cariño, Vivian Ojeda La Serna.