Por Ramiro Calle.- Y lo dijo hace dos mil quinientos años él, el Despierto. Y preguntó: «¿Qué otro refugio puede haber?». Tambien dijo «enciende tu propia lámpara», como otros muchos mentores del antiguo Oriente: «Sé luz par ti mismo». Y una enseñanza milenaria reza: «Los Grandes indican la Ruta, pero uno mismo tiene que recorrerla» Volviendo a Buda, fue muy contundente al decirle a sus discípulos: «Esperadlo todo de vosotros mismos». Eso no quiere decir que o podamos esperar de los demás confortamiento, ayuda, cooperación, pero en el trabajo interior y la evoluciòn de la consciencia uno tiene que esperarlo todo de sí mismo y llevar a cabo el ejercitamiento necesario para evolucionar conscientemente y humanizarse.
Una de las grandes paradojas del ser humano es que quiere conocerlo todo pero no demuestra interés por conocer al que quiere conocerlo todo, o sea al conocedor. Anhela viajar a todas partes pero no a su propio interior. Se extravía en toda suerte de banalidades y se pone de espaldas de lo esencial. Dice querer ser libre, pero se hace esclava de sus propios apegos y aborrecimientos. Sube y baja por la misma orilla, la de la servidumbre y no se decide a cruza a la contraria, la de la libertad.
La mayoría de las personas tienen dificultades para estar con ellas mismas y necesitan externalizarse en exceso. El pensamiento incontrolado es lo que más externaliza y centrifuga. En lugar de estar en uno mismo (mismidad) siempre se está en lo otro (otreidad). El exceso de externalizacion e identificacion ciega y mecanica con lo exterior, descentra y aliena. Es como si fuera necesario en muchos casos recuperarse a uno mismo. La meditación es un método idóneo para reencontrarse con uno mismo, detenerse, desconectar unos minutos de todo y ser. Nos permite vivirnos y sentirnos tal cual somos y asi centra y desaliena. Permite conectar con la mente quieta, aquella libre de pasado y de futuro; es la mente no egocentrica y liberada de conflicto. Es la mente sana y que sanea.
Una mentora, Vimala Thakar, recomendaba:
«Aunque sea en un rincón de tu cocina, siéntate tranquilamente y medita».
Para todo tipo de situaciones, incluso las más difíciles, Buda recomendaba:
«Estate tranquilo, medita y haz buenas obras».
Los prepotentes e ignorantes llegan a menospreciar la meditación e incluso son refractarios a la misma. En una ocasión, hace muchos años, alguien me dijo: «Tanto meditar te vas a volver loco». Le repuse: «Tú eres el que vas a volver loco por no meditar».
La meditación es una experiencia y un modo de estar al desnudo consigo mismo, liberándonos al menos unos minutos de escapismos, subterfugios y autoengaños. No solo hay mucho que ganar con ella, sino tambien que perder. Perder el egocentrismo, la vanidad, el rencor, los celos y muchas otras tendencias nocivas. Y nada tan importante ni beneficioso para uno mismo y para los demás como dejar de estar gobernado por la ofuscación, la avidez y el odio, y permitir que alumbren en nosotros sus antídotos: la lucidez, la generosidad y la compasión.