Por Paz Morgam.- La simbología de las cosas y hoy le toca a los zapatos
Digamos que, el zapato, es la estructura mental con la que te mueves por este mundo, tal que, te protege, te asienta en tus pasos, en tu caminar y avanzar por la vida. Si el zapato te lastima, entonces no se está amoldando a ti adecuadamente, no te está protegiendo como te conviene ni permitiendo que avances correcta y felizmente.
Te diría, búscate otros zapatos o, para ser más exacta, cambia cosas en tu mente.
Si el zapato es bastante bueno y flexible pero, a pesar de ello, tú sigues teniendo problemas, entonces, mira que le pasa a tus pies y procura no adaptarlos a cualquier zapato. Las memorias o programas inconscientes también se expresan a través de los pies y todo lo que te sucede con ellos. Recuerdo comentarios de mi madre sobre el sufrimiento que padecía su madre (mi abuela materna) con sus pies. No era casualidad, eran programas y tenemos una considerable herencia tras este ancestro igual que ella la tenía de los anteriores a ella. Fracasos en el camino deseado y un sin fin de sufrimientos con deseos de ser acabados. El camino no fue fácil ni agradable, por más que se esforzase y dolían los pies.
Aparte, ¿Cuántas veces te habrás puesto un zapato que te molestaba pero por motivos “x”…, lo has aguantado?. Te has puesto tiritas, protectores. Has soportado durezas y ampollas. Ni qué decir sobre el dolor de pies aunque no hubiese pupas… Quizás, hasta has sufrido operaciones para poder ponerte algún zapato que no sea una zapatilla de estar por casa.
Si se trata de un zapato que necesitas pero tienes los pies delicados…, la cosa va por el lado de tus memorias o programas heredados y que se están reflejando a través de tus pies. Es delicado caminar por la vida. En ocasiones, hasta peligroso. No todo te sirve. No sientes la protección adecuada, quizás ninguna. No sientes que puedes caminar fuerte, libre y feliz.
Y, si se trata de un zapato que, en verdad, no necesitas pero, aun así, te los pones, entonces se trata de una adaptación innecesaria, por tu parte, a ese zapato. Tus creencias se adaptan a lo que te rodea y a necesidades no cubiertas que deseas obtener a través de la aprobación externa y se reflejan en por qué (y para qué) te pones lo que te pones.
Mirando esto desde la perspectiva interior ¿para qué te pones esos zapatos?, ¿a qué te quieres adaptar, amoldar…?, ¿a quién te quieres parecer o cómo quieres que te vean? ¿Quieres, realmente, ponerte esos zapatos?
La necesidad de belleza y estereotipos se ha confundido con la necesidad de ser uno mismo y ni siquiera nos damos cuenta. Absorbidos por el mundo tal que, en cuanto sale algo más mono y más cómodo, parece que das saltos de alegría y alivio, es como un ¡ay, bien! eso me vendría mejor y sigo viéndome bien.
Algunos sueñan con modelos que no existen pero no son capaces de crearlos ellos mismos. Otros no tienen problema, siempre hay algo que les viene bien.
Yo, a veces, me ha planteado crearlo todo a mi gusto y adaptado a mi, ropa, zapatos, bolsos, hasta muebles y accesorios de la casa… hasta quedo comprendo que son demasiadas cosas para crear y lo dejo estar.. Pero, curiosamente, al rendirme suelo encontrar lo que se amolda a mi cuando llega el momento.
Estoy segura de que hay personas que se lo han planteado en determinadas cosas y otras que les da igual, todo depende de con qué inconvenientes te encuentras a la hora de moverte en por esta sociedad. Lo de las modas yo no lo llevo, no sigo ninguna pero, si alguna me gusta, no tengo inconveniente en acceder a lo que me venga bien a mi, al fin y al cabo, estoy aquí.
En general, sabes que es imposible que la sociedad se adapte a ti, más bien, tú tienes que adaptarte a la mayoría de las cosas pero puedes ir trabajando en tu interior para estar en tu mundo, a pesar de… Así, empiezas a caminar por mundos diferentes pero sin perderte tanto.
Busca el zapato que se amolda a ti y, si no lo encuentras, busca en tu interior qué te impide encontrar el modelo mental que funcione para ti al caminar por este mundo. Qué creencias te convienen (esto es imprescindible ya que la mente se mueve por creencias, si o si). Añade tu conexión interior con tu verdadera esencia, tu alma. Medita, reflexiona. Haz saber a tu ser o a tu alma que, más tarde o más temprano, aparecerá lo que si te conviene. Poco a poco, la práctica de esos nuevos pensamientos más favorecedores, empezarán a formar parte de tu día a día hasta que sientas que tú eres así.
Y, a partir de ahí, los zapatos se amoldan a ti y no te cuesta encontrarlos en su momento justo. Ya no te agobia ir a buscar un par de zapatos, ya sabes que los vas a encontrar porque confías en que va a ser así, confías en tu caminar por la vida.
Camina hacia la confianza en ti mismo y, a la vez, en este mundo que tiene muchas cosas buenas para mostrar, todo depende de aquello en lo que te enfoques, o sea, tu mente. No queda otra que seguir trabajando en el interior y poder cambiar el puzle de tu mente.
Zapatos…, amoldense a mi porque yo no me voy a amoldar a ustedes, no sé quienes les crearon pero sí sé quién me ha creado a mi.