Por Maria Luisa Núñez.- Una cultura que habla de «explotación animal» como si fuera normal, y bueno.
Una cultura que ¡defiende la vida!
pero sólo algunas vidas…
Una cultura que pide justicia, pero carga a cuestas las injusticias contra otros seres…
sólo por ser diferentes,
y sólo porque su gran bondad los deja indefensos…
Una cultura que se siente merecedora de amor, salud y paz, y hace un infierno la vida de los demás…
los demás animales.
Una cultura que alienta el abuso y la tortura, y se cree merecedora de relaciones humanas sanas…
Una cultura que promete mejores porvenires a las mujeres y a sus crías, y jamás considera la vulnerabilidad a la que somete a otras madres no humanas, y a otras crías…
Una cultura que habla de amor y sostiene el blasón de las buenas costumbres,
…y justamente sus costumbres la someten al horror del desamor y la fétida tradición…
Una cultura que exige, exige, exige…
Pero jamás siente.
Jamás piensa.
Porque sentir, y pensar por sí misma es demasiado demandante…
Exige hacer cambios,
Exige ROMPER patrones,
Exige cuestionar…
Y defender tus puntos de vista.
Exige hacerse cargo.
Exige rehacer la vida.
Exige comenzar de nuevo.
Exige vivir con responsabilidad.
Y finalmente…
¿Para qué complicarse tanto?