Por Cristina Navarrete.- Dejar de ser una víctima, significa hacernos responsables de nuestra felicidad y de todo cuanto sucede a nuestro alrededor o como mínimo, de la manera en como lo vivimos y reaccionamos. Cuando otorgamos el poder de nuestra felicidad a cualquier cosa o persona externa, nos hacemos dependientes emocionalmente y si somos honestos, todos los somos de alguna manera, podemos depender de un trabajo, un hermano, una hija, amiga, un lugar o incluso de una situación. Y lo que suele pasar es que tarde o temprano cuando te cuelgas de algo o de alguien si le das ese poder y no lo sueltas por ti mismo, la vida te lo acaba quitando y es entonces cuando tenemos la posibilidad de poner el foco dentro y buscar esa felicidad en nosotros. Mientras estamos a la espera o búsqueda de la felicidad externa, no nos responsabilizamos de nuestro bienestar, nos quejamos sin parar si las cosas no son como queremos y vivimos en el victimismo pero la verdad, es que nada ni nadie ha venido a este mundo a hacernos felices y tampoco a darnos lo que queremos, a reaccionar como nos gustaría o a tratarnos como nosotros creemos merecer, de tu felicidad el único responsable, eres tú, tú y tú.
Para dejar de ser dependientes tendríamos que practicar el desapego con todo, pero a él nos resistimos muchísimo, creo que es un miedo muy profundo que está conectado con algo que va más allá de la soledad tal como la entendemos, pero venga de donde venga, soltar en general, nos asusta mucho, pensar en que nadie y nada nos hace falta para ser felices puede reconfortarnos en la teoría, pero si pretendemos ir más allá del pensamiento y nos proponemos practicarlo, se nos asemeja a saltar al vacío y sin una liana a la vista. Por eso, muchas veces cuando el sufrimiento por depender de alguien o algo se hace insostenible y no nos queda más remedio que soltar o en el mejor de los casos la vida nos lo quita, agarrar otra liana puede parecernos la salvación, pero soltar una para agarrar otra no soluciona el problema, si hacemos eso, seguimos en la dependencia emocional, el victimismo y el sufrimiento, porque aunque saltaras de liana en liana toda la vida y evitaras la soledad, el miedo a perder la que tienes cogida, no desaparece y por tanto el sufrimiento tampoco.
¿Significa que tengo que estar solo y sin pertenencias toda la vida? No, significa estar feliz siempre, estés solo o acompañado, con cosas o sin cosas, comprender que la felicidad va de dentro a fuera y no al revés y dejar de ver el mundo como un sitio hostil y que ataca, porque si empezamos a ver de verdad y no desde e victimismo, nuestro entorno deja de ser un campo de minas y dejamos de luchar por la vida o de ir tirando hasta la muerte.
Responsabilizarnos de nuestra felicidad en muchos casos pasa por soltar, porque esa es la manera en que la vida te puede proveer de algo mejor. En mi experiencia personal está siendo difícil porque tengo muchas creencias limitantes acerca de la soledad y de la felicidad, pero algo me hizo reaccionar y fue darme cuenta que sentirse feliz no es tener cosas, estabilidad laboral o personas que aseguren quererte siempre, eso es tener una vida cómoda y en mi caso no me hizo sentir feliz nunca, los momentos en que mejor me he sentido es cuando he manifestado quién soy sin importarme qué gano o pierdo con ello, responsabilizándome de mi vida y sin miedo a estar sola. Mi camino es ir desapegándome, es duro al principio pero siempre muy gratificante.
Cristina Navarrete