Las fiestas de Navidad están cercanas para millones de personas con cultura judeo cristiana. Incluso para quienes son ateos, o no tienen tradición de celebrar el nacimiento de Jesús, estos días se dejan contagiar por un ambiente que invita a estar en familia, al calor de las personas a quien queremos y que nos quieren.
Las calles se llenan de adornos, especialmente las del centro de las ciudades. Los barrios, con menos presupuesto, se quedan tal como están, o con apenas algún adorno puesto en la zona más comercial.
Las tiendas ponen villancicos a todo volumen intentando atraer al transeúnte, quizá con todavía dinerito en su cartera. Los escaparates se cambian, se adornan con figuritas de Belén de varios tamaños, con guirnaldas de colores brillantes que captan la atención.
¡Compra ahora! Es el mensaje que llega de todas partes. Compra ropa, calzado, comida, bebida, la plancha para mama, el último modelo de móvil, los juguetes bélicos de la estrenada Guerra de las Galaxias para los chicos, las muñecas de Barbie renovadas para las niñas…
En las plazas más céntricas, en las salidas de los Centros Comerciales, en las calles, florecen puestecitos de miles de cosas puestas a la venta para que todo el mundo tenga su regalo, aunque sea improvisado, aunque no le guste para nada porque se ha comprado de prisa bajo el mandato de llevar a la casa algo para cada uno.
Pero… ¿es así para todos? ¿Te has preguntado si viven en todos lados, en todos los hogares, en el corazón de todas las personas y con alegría los días previos al 24 y 25 de diciembre, al fin de año? Nuestra experiencia nos dice que no.
Para las amas de casa son días de agobio en las tiendas, viendo como los precios suben y el presupuesto no da para mucho. ¿Qué poner de cenar para la Nochebuena? ¿Cómo estirar el dinero de modo que llegue a final de mes sin sobresaltos? ¿Qué menú poner que satisfaga a todos los paladares? ¿Cómo sorprender al marido, a la esposa, a los niños, a la suegra, a los abuelos con algo barato y diferente?
La falta de dinero en estas fechas está presente en muchos hogares. Apenas si llega el sueldo o salario para llegar a final de mes, así que no es posible sacar recursos donde no los hay. Y tirar de tarjeta de crédito, de esas “revolving” que te colocó tu entidad financiera vendiéndote la idea de “paga poco” que nunca terminas de amortizar, es una locura, porque los altos intereses se comen literalmente tu capacidad de ahorro.
¿Cuál es la esencia de la Navidad?
Es poder estar juntos, en paz y alegría, compartiendo lo poco o lo mucho que haya. Sintiendo el calor del amor y la amistad que no se deprecian con los años ni con la falta de dinero.
Quizá no haya grandes cosas que celebrar pero aun así es bueno reunirse, mirarse a los ojos, abrazarse y decir “te quiero” con frases bonitas o en silencio. Es celebrar la vida tal como viene, con escasez de recursos, con enfermedades en muchos casos, con el peso de los años. Estamos vivos y podemos elegir deprimirnos en Navidad o tirar para adelante y sonreír, aportando alegría a los tuyos.
Si la alegría dependiera del tener, todos los ricos serían muy felices. Y no es así siempre. Felicidad no equivale a dinero, a cosas. Nuestra sociedad de consumo nos ha metido la idea de que felicidad es tener una televisión nueva y último modelo, o ropa de marca. La felicidad está en el corazón de cada uno, en la capacidad de sobreponerse a las dificultades de la vida y tirar para adelante, con valentía.
Estamos vivos, podemos mirar al cielo, ver las estrellas y la luna. Podemos acercarnos a las personas a las que queremos, incluso a aquellas con las que nos cuesta más relacionarnos. Podemos compartir una cena o comida hecha con cariño. Hacer una tregua, tirar las armas, olvidar los agravios, vivir el presente. Para los cristianos Navidad es recordar, revivir el nacimiento de un niño Jesús en un pesebre, pobre, con solo sus padres, un buey, un burro.
Tenemos presente que en España hay muchos emigrantes de otros países sudamericanos, latinos, marroquíes, árabes, africanos. Más de 5.023.000 en 2014, que muy probablemente dejaron atrás a sus padres, hermanos, hijos. Y estos días los recuerdan con especial añoranza. Las corrientes migratorias en Europa ponen de manifiesto el terrible efecto de las guerras, de la pobreza en amplias regiones devastadas por las guerras. ¿Como se sienten esos niños? Probablemente inseguros, tristes, con hambre. ¿Y que decir de cómo se concentra la riqueza en el mundo? Las 80 personas más ricas del planeta acumulan casi tanta riqueza como los 3.500 millones de personas que conforman la mitad de la población en situación de pobreza.
Quizá no podemos hacer mucho individualmente por solucionar el hambre y la desigualdad del mundo. Si podemos practicar la sencillez y la cordura, para no hacer de estos días de Navidad una contribución al derroche y al consumismo. Y tengamos en cuenta que no todas las personas viven estos días con alegría, porque o están solos, o enfermos, o recuerdan especialmente a los que se fueron.
Si lo hacemos así, con responsabilidad en este mundo global, aportaremos la esencia o el espíritu navideños a mayores personas. Y estos días podrán ser un poco más alegres para todos.
Es nuestro deseo. De corazón y para todos.
Rosa Estañ Homs
http//www.finanzasclarasyfaciles.com
Me encanta la página se aprende muchísimo y a medida que comprendes, mejoras tus acciones, tus actitudes dejas de juzgar, te vuelves tolerante, comprensivo , perdonas, controlas la ira te vuelves mas humano; entre otras quiero obtener el agua cristal para ayudar a las vertientes de mi ciudad