Vivir para crecer

Por Luis Aparicio Hernández Sánchez.- ¿Quién eres?  ¿Quiénes crees qué eres?  ¿Y quién realmente eres? Encontrar las respuestas posiblemente represente años o vidas de intensas experiencias.

Cada quien conseguirá su camino, en la medida que enfoquemos todo nuestro talento espiritual, en trascender los eventos comunes de una sociedad llena de contradicciones.

Nadie puede obligar a nadie. El reenfocar el sentido de la vida es una experiencia que solo se logra y aprovecha por impulso propio.

No obstante, oportunamente, podemos motivar a que otras y otros lo logren. Ese sí es nuestro papel: fungir de motivadores para el crecimiento de otras personas. Y al hacerlo, creceremos nostras o nosotros mismos.

¿Qué la experiencia puede ser inarmónica, dolorosa y desconcertante? Si te ocurre, sólo piensa que es parte de la dinámica requerida para despertar de nuestro sueño e inconsciencia.

No sucede por maldad y debemos vivirlo. Es sólo el duro repique de campanas que nos convoca a un nivel superior en lo espiritual. Ese repique, elocuentemente nos llama a entender que las puertas del templo donde nuestra consciencia se expande, están abiertas.

¿Qué hacer en los momentos más difíciles? ¿Cuándo todo, incluso el cielo, pareciera venirse al suelo? Cierra los ojos, céntrate en tu corazón y sonríe. Luego, atento de cada detalle, camina sin detenerte…. ¡Y cada vez que se requiera, vuelve a comenzar!

Al final será muy fácil comprender que eres consciencia y luz, quien vive y crece,  desde esta pequeña embajada universal que llamamos cuerpo.

¡Infinitas bendiciones!