Por Mathilde García Lasso.- Extiende tus alas más allá de toda ilusión, pues no hay espacio que te limite, ni elemento que te impida seguir a tu corazón. Mantén la calma y tu energía enfocada en el vuelo, pues cualquier expectativa siempre será un lastre que no permitirá expresar tu máximo potencial. Eres magnífico, espectacularmente grandioso, luminoso e imparable. Solo tú mismo eres el responsable de tu absoluta libertad, o de tus restricciones.
Trabaja en liberar las limitaciones adheridas a tu cuerpo físico y a tu cuerpo emocional. Lo puedes hacer desde la respiración consciente que te conecta con cada uno de los potenciales disponibles. La respiración es tu vehículo más veloz. Determina hasta dónde quieres llegar en tu vida para que puedas hacer lo que corresponda en esa línea. Seguir ignorando tus infinitas posibilidades, es elegir mantenerte en un estado de carencia intrínseca. Es desechar el tesoro que se muestra ante ti porque crees que no es posible que puedas tener un tesoro a tu disposición.
Cada uno ha de seguir su propio camino, de modo consciente, desde la sabiduría de conocer todas las vías y elegir aquella que más le resuena. Pero quedarse en el punto de salida, porque es lo único conocido, siempre te llevará con las manos vacías al momento supremo de la vida, al cierre triunfal de tu ciclo: la muerte.
Cualquier momento es perfecto para iniciar ese proceso de mirar hacia adentro, hacia el lugar donde están escondidas todas las llaves que abren cada una de las puertas que te conducen a la paz interior, a la alegría, a la felicidad, al amor incondicional, a la compasión, a la generosidad, al agradecimiento…
Cuando comiences a recordar que eres un ser radiante, ya no habrá más opción que dejar salir esa luz para que ilumine al mundo.
Conectar con la propia luz, es conectar con la Totalidad. Es volver a Casa. Deja que tu alma te guíe hacia la Fuente del Amor que nunca dejará de manar.