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Ya no eres la misma persona de antes

Por Mayar.-  ¡Ya no eres la misma persona de antes! esta es la frase que muchos nos dicen cuando hemos decidido hacer un cambio en nuestra vida.

Cuando alguien me hace esta afirmación, mi respuesta es: ¿antes de que? ya no tengo 18 años, el tiempo pasa y vamos evolucionando, ya no pienso como tú, he cambiado algunas cosas porque estoy haciéndome adulta, ya no actúo como una niña, tengo ideas propias, pienso en mejorar mi vida y la de los demás, igual ahora quiero tener hijos y antes no, o viceversa, ahora prefiero leer antes que ir a una discoteca y así en multitud de cosas.

Las personas de nuestro alrededor temen nuestros cambios, porque ya no pensamos de la misma manera.

Imaginaros… nuestros padres nos educaron a ser de una ideología, pensaban por nosotros, ahora de adultos somos más afines en otra, y a veces es justo el polo opuesto de lo que nos enseñaron, porque ya tomamos nuestras propias decisiones, de igual manera en la religión o en un estilo de vida diferente y eso asusta a los demás.

Imaginaros que a un niño de pequeño lo llevamos al futbol y queremos que nuestro niño juegue al futbol, al tenis o a cualquier otro deporte, el niño lo hace durante un tiempo y lo hace muy bien, pero cuando se va haciendo mayor se da cuenta que todo lo ha hecho para agradar a sus padres y que ya no quiere dedicarse más a ese deporte, ahora lo que le gusta es la música y encima rokero, le gusta la percusión y quiere una batería, al recibir los padres la noticia les asusta, no quieren aceptarlo, no lo entienden, piensan que ha estado perdiendo el tiempo, o igual no pero ya es hora de que decida por él, aunque no lo queramos ver y nos negamos, y pataleamos, y le decimos, ¡hijo, ya no eres la misma persona de antes, alguien te ha comido la cabeza para dejarlo!, sin embargo los que más le comieron la cabeza fueron sus padres, queriendo que su hijo haga lo que ellos quieren, igual algunos padres les hacen hacer lo que ellos nunca pudieron, sus frustraciones las pasaron a sus hijos.

O a veces una persona se da cuenta que lo que está haciendo es una carga y no una alegría, es justo en ese momento donde tenemos que decidir qué es hora de cambios.

Todos tenemos derecho a cambiar aquello que no nos produce satisfacción y felicidad, por algo que nos dé ganas de vivir, de sonreír, de disfrutar.

Un día decidí hacer cambios en mi vida, y opté por cambiar todo lo negativo que había en mí, por vivir una vida llena de optimismo y de paz. Muchas personas me dijeron: ya no eres la misma persona, algunos cuando estaba con ellos, las conversaciones siempre eran negativas y de juicios, claro cuando empiezas a decir: no hablo de nadie porque no me hace bien, vamos a ver las cosas positivas, ya no estás en su onda con lo cual te dicen: has cambiado mucho, ya no eres la misma persona, y os digo la verdad… yo me alegraba porque era la señal de que mi cambio funcionaba, que estaba en el buen camino.

Muchas personas me lo dijeron, mi familia, mis amigos más cercanos, pero también algunos me decían me gustas más ahora, sobre todo mi familia, pero eso siempre estará ahí cuando no vibras como los demás, te dicen que no les gusta tus cambios, y esa es la mejor parte porque cuando te lo dicen es que si has mejorado.

Os puedo decir que un cambio en tu vida mejora tus relaciones con todos, y eso te hace sentir mejor, nunca he tenido tantos verdaderos amigos como ahora.

Mayar aplicando siempre el poder en acción.

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