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Yo, mi prioridad

Por Mónica Abad Correa.-  Soltar y ser libre.

Decirlo es tan fácil… en la práctica, todo lo contrario. Dejamos que un sinnúmero de emociones, sentimientos y apegos establezcan nuestra forma de vivir y ver la vida, a veces por sentimientos mezquinos que solo nos causan dolor, provocados por quienes creen tener poder sobre nosotros cuando les permitimos.

A dónde vamos, si no somos resilientes y decidimos enfocar esa prioridad en uno mismo, buscarnos a nosotros y encontrar esa parte del universo que nos corresponde que es demás y suficiente por derecho.

Revaluar nuestras prioridades eso es lo realmente importante, tomarnos el tiempo necesario para discernir sobre nuestros desiertos emocionales sobre a quienes les otorgamos el control para dañarnos y que sientan el dominio que ejercen en nuestras emociones, sobre todo.

No es fácil levantarse y decir ya basta, pero tenemos la potestad, cuando queremos y decidimos hacerlo, aunque es opcional, solo está en cada uno, solo si de verdad lo pretendemos.

Estar vulnerable y sentir que no hay rumbo, perdernos, llorar, hallarnos cansados, débiles y solos está bien por momentos, pero por nosotros mismos, porque nos permitimos hacerlo por nuestra cuenta, no por alguien o algo que nos consuma y se nutra de nuestro sufrimiento, que se convierte en una carga para la mente, el alma y el cuerpo ya que comenzamos a vernos afectados de manera física causándonos dolencias y afectaciones hasta en nuestra salud, no solo mental.

Debemos ser libres y permitirnos estar en silencio por esa necesidad inherente íntima.

Cuando las cosas no resultan como queremos no debemos renunciar ni juzgarnos, tan solo permitámonos un respiro y reconsideremos nuestras prioridades, sigamos adelante mirando hacia dónde queremos llegar, aun cuando en el camino quizás tropecemos.

Seamos auténticos, seamos valientes, seamos libres de pensamiento y si esta bien sentirnos a veces mal, es necesario, pero arrebatemos todo cuando tenemos esa energía que nos permite comernos el mundo, seamos humanos, no vivamos de la ficción o para los demás por seguir estereotipos diseñados que solo buscan la perfección para ser aceptados como parte de un grupo, o de un todo establecido por el qué dirán, menos de alguien o de algo, solo seamos nosotros mismos, sin guardarnos.

No leguemos la potestad a que otros alimenten su ego con el dolor que causan por las flaquezas de nuestras emociones y mas de nuestros sentimientos, asumamos la responsabilidad y sigamos, no es fácil pero seguro podemos.

Tomarnos un respiro en medio del caos es vital, aceptarnos y volver armarnos como si fuéramos un rompecabezas es necesario, se ubicarán las piezas en el lugar correcto, en el momento y con las personas adecuadas, sabiendo que existimos como parte de un todo y ese todo es parte de nosotros, es un proceso.

Las pausas son necesarias y esa lucha interna que a veces tiene altas y bajas sea el inicio en el camino de la vida en nuestro aprendizaje diario y eterno.

Decirlo no es fácil, pero hacerlo es nuestro reto, la vida es movimiento y una constante enseñanza que nos eleva a un mayor crecimiento y desarrollo personal.

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